Casas representa la ejecución pública de un reo, Aniceto Peinador, huyendo tanto del patetismo de las escenas de género como de la retórica solemne en los cuadros de historia. El propio pintor presencia la escena de este ajusticiamiento, que tiene lugar en Barcelona en 1893. Crónica de la Barcelona de su tiempo. Reproduce con gran exactitud una escena de gran dureza, evitando la denuncia social. Como una instantánea fotográfica, no insiste en los aspectos morbosos inherentes al tema, enfatizando el matiz de crónica periodística del acontecimiento. El punto de vista es elevado, sin eliminar detalles como el árbol que actúa la referencia espacial. El motivo principal se centra en la muchedumbre agrupada en torno al cadalso. Introduce un espacio vacío, que potencia la tensión y el dramatismo. A pesar de las influencias impresionistas que recibe en su paleta predominan las tonalidades frías, grises y de empaste ligero.
Rusiñol fue morfinómano durante la década que va de 1889 a 1899. Y fue precisamente durante su época de adicción que pintó un cuadro donde simboliza a la morfina. Aparece como protagonista una joven flaca y delicada, acostada en la cama bajo los efectos de la droga. Stéphanie Nantas, modelo preferida del pintor en esos años. Composición de corte simbolista, ya que el color amarillo de la manta con la que se cubre, representa la enfermedad. La mano de la joven aparece todavía en tensión, crispada, aferrándose dramáticamente a la sábana, pero su rostro delata que el alcaloide ha empezado ya a hacer efecto y se nos muestra plácidamente relajado, haciéndonos ver que la mujer ha iniciado ya su viaje por los mundos de Morfeo. Se podría hablar incluso de un matiz erótico, ya que su expresión y gesto sugieren el goce sexual, el camisón resbala por el hombro dejando al descubierto el nacimiento de los senos y las manos se aferran a las sábanas en auténtico éxtasis.
Los cuatro años que Hermen Anglada Camarasa estuvo en la ciudad de París significaron un giro radical en su pintura, ya que quedó prendado por los sugestivos temas de la vida nocturna que fluía en la ciudad del Sena. Con el título Le paon Blanc, establece una metáfora en la que compara a la cortesana de vestido blanco con un pavo real. No hay atisbos de ninguna voluntad naturalista. Al igual que Toulouse Lautrec, a él también le fascinó trabajar frecuentemente con luz artificial, creando unos fantásticos juegos de luz. Utilizando una gama cromática muy vibrante, con una estudiada estructuración de las manchas de color y la presencia de decorativos arabescos. Destacar la riqueza exuberante de su paleta cromática, su gran riqueza de color y cómo armoniza los intensos blancos frente a colores más oscuros para resaltar la figura.