La figura que mejor representa la pintura del pleno barroco es, sin duda, Pedro Pablo Rubens. El primer gran artista que supo aunar las dos tendencias con las que arrancaba la pintura barroca en Italia, el idealismo y el naturalismo. El éxito que cosechó en vida le permitió crear una auténtica “fábrica de oro” rodeado de los colaboradores mejor dotados del momento, como el joven Van Dyck. A través de sus Tres Gracias, el ciclo apoteósico para María de Médici, el Juicio de París o sus numerosos retratos, entre otros, nos adentraremos en la obra del maestro flamenco.