En la sesión de hoy vamos a ver la arquitectura del Renacimiento y uno de sus ejemplos más importantes de la historia del arte, la Basílica de San Pedro. Empezaremos con la figura de Donato Bramante hablando sobre sus obras más relevantes para después centrarnos ya en la Basílica de San Pedro. Recorreremos sus más de mil años de historia desde su construcción en época paleocristiana hasta las nuevas aportaciones en el siglo XVI. Desde Bramante hasta Miguel Ángel. Sin olvidarnos de los ecos que tuvo en la arquitectura internacional. Finalizaremos con las intervenciones de Bernini en la plaza del Vaticano.

Qué recordar

La evolución de la arquitectura renacentista alcanzará su cenit en la figura de Donato Bramante. Partiendo del nuevo lenguaje que habían desarrollado en el siglo XV arquitectos como Brunelleschi o Alberti, Bramante ampliará este legado moderno con las enseñanzas de los modelos antiguos para configurar un nuevo gusto clásico, sinónimo de armonía y perfección. Formado en la corte de Urbino y habiendo realizado sus primeras obras en el Milán de los Sforza, se trasladará a Roma donde alcanzará la madurez de su estilo en obras como el claustro de Santa María della Pace, el Tempieto de San Pietro in Montorio o el patio del Belvedere. Aunque sin duda su mayor empresa romana fue el inicio de la Basílica de San Pedro, de cuya construcción sentará las bases sobre las que trabajarán los otros arquitectos que, durante más de un siglo, contribuirán en la ejecución de la que fue la fábrica artística más importante de su tiempo.  
 


Bramante y la perspectiva

Durante su formación en Urbino, Bramante pudo conocer todos los avances en materia de perspectiva y juegos ilusionistas de la mano de figuras como Piero della Francesca, Melozzo da Forli o Giorgio di Martini. Este conocimiento ya aparece en una de sus primeras obras milanesas: el trampantojo de la iglesia de Santa María presso San Satiro, donde se utiliza por primera vez la perspectiva acelerada en arquitectura. A través de la matemática y la geometría consigue crear la ilusión de un prolongado ábside donde no hay ni un metro de profundidad. Estos juegos de arquitectura ilusionista van a experimentar un gran desarrollo en el barroco posterior de la mano de artistas como Borromini o Bernini.
 

 El estudio del natural

En 1506, la antigua basílica paleocristiana de San Pedro, que tenía más de mil años de antigüedad, fue demolida para levantar en su lugar un nuevo templo reflejo del poder universal de la iglesia católica. Bramante fue el arquitecto elegido por el papa Julio II para tal empresa. Éste solo era el principio de un largo tiempo de intensos debates sobre cuál era la forma perfecta, centralizada o longitudinal, para la iglesia más importante de la cristiandad. Durante más de cien años los mejores arquitectos del alto Renacmiento, desde Rafael a Miguel Ángel, ensayaron diferentes fórmulas que cristalizaron definitivamente en un grandioso edificio de planta longitudinal dominado por el volumen circular de su enorme cúpula. No será hasta el barroco cuando, con la intervención de Carlo Maderno y Bernini, el proyecto se dé por concluido.

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